Collage íntimo

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Trocitos...

jueves, 29 de marzo de 2012

Yo acuso

Yo, ciudadano de la ciudad de la ciudad de Sevilla, mayor de edad, libre de ataduras en lo que a credo e inclinaciones se refiere, autónomo en cuanto a decisiones y movimientos, dueño y abastecedor de mi propio pesebre, en completa posesión de mis facultades, indignado y descorazonado, ACUSO:
1) Al pueblo andaluz de ser cómplice silencioso y omisivo de los delitos y desmanes, de los despilfarros y los dispendios, de la indolencia e incompetencia del gobierno autonómico socialista pasado, presente y futuro. [Copio y pego lo siguiente de un diario digital: Los escándalos judiciales han salpicado tanto a los gobiernos de Chaves como de Griñán. Tanto ellos como algunos miembros de sus gabinetes han sido relacionados con la trama de corrupción de los ERE. Y, pese a que ninguno de los dos está imputado, el desvío fraudulento de dinero público en concepto de «ayudas» durante sus mandatos ha puesto en evidencia a los socialistas. Así, en apenas una década, la Junta gastó más de mil millones de manera fraudulenta. Famosos son ya los conocidos como «fondos de reptiles» y los pagos de comisiones millonarias a las aseguradoras que tramitaban los ERE falsos. Pero no son las únicas irregularidades. El Tribunal Superior de Justicia andaluz también está investigando las ayudas a la contratación indefinida pagadas con fondos europeos. Presuntamente, más de 800 empresas se quedaron con este dinero procedente de la UE. Por no hablar de los «chanchullos» de los hijos de Manuel Chaves.

En cuanto al despilfarro, las cifras son alarmantes. La mala gestión socialista ha provocado que la crisis se haya cebado con los andaluces. Sin embargo, pese a tener un déficit del 1,11% del PIB regional y una deuda de 13.738 millones de euros, la Junta no ha tenido ningún problema en llenar las arcas de los sindicatos con decenas de millones de euros. Sólo en 2011, el Gobierno de Griñán otorgó, principalmente a C.C.O.O.y U.G.T., 70 millones de euros, lo que implica 15,2 millones más que el resto de autonomías juntas. En un sólo día les llegó a «regalar» 54 millones para formar a personas ocupadas. Así, no es de extrañar, que el 60% de ayudas que los sindicatos reciben de las comunidades procedan de Andalucía.]. Todo presuntamente, claro. Miedo me da un gobierno que ya sabe que, haga lo que haga, obtendrá el respaldo del pueblo en cada nuevo sufragio... Miedo me da otro líder político (Valderas, IU) que tendrá peso y poder y que afirma que será un muro frente a los recortes del gobierno central y las políticas de derechas españolas y europeas. Que me explique cómo piensa hacerlo, entonces.

2) Al pueblo andaluz de dejarse manipular por los maquiavélicos políticos del "todo vale con tal de estar en la poltrona", dejando que sus patrañas, su verborrea, su falso izquierdismo, su fingido social-socialismo y su "que viene el coco" haya hecho mella en nuestra capacidad de discernir.
3) Al pueblo andaluz de "hacer la cama" a los políticos cortijeros que llevan tanto en esto que ya ni recordamos cuándo llegaron.
4) Al pueblo andaluz de dejarse enredar en una red insostenible de servicio público, empresas públicas, competencias dobladas, desmesurados cuerpos de funcionarios y cultura del más desvergonzado y ruinoso clientelismo (El clientelismo político es un sistema extraoficial de intercambio de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral. Wikipedia.).
5) Al pueblo andaluz de dejarse adormecer y embaucar por los prestidigitadores, trileros, tocomochistas de profesión. Expertos en medias verdades y completas mentiras, adalides de las libertades de un pueblo al que llevan arrastrado por el suelo con una correa de castigo apretada al cuello, con la lengüita afuera, jadeando, tragando polvo y quina... pero enamoraditos de su amo que les promete progreso, mejoras, lucha feroz contra el fascismo de la derechona, el capitalismo, el empresario, el conservadurismo rancio y la madre que me parió.
6) Al pueblo andaluz de dejarse embrutecer e inculturizar (palabro que no existe, según la RAE de la Lengua) hasta extremos vergonzantes. De dejarse engañar por quienes jamás dijeron ni media verdad, los que recitan requiebros susurrantes a tu oído mientras te birlan la cartera, las llaves del coche, el smartphone, la dignidad y la vida.
7) Al pueblo andaluz de dejarse comprar por los PER y las "paguitas", las liberaciones sindicales en oferta de 3x2 y 70% la segunda unidad, los 400 euros de mierda, la permisividad para compatibilizar desempleo y "pseudovida laboral chapucera sumergida en la economía de mercadillo".
8) Al pueblo andaluz por creer que el partido de los trabajadores les sigue representando cuando aquí cada vez quedan menos trabajadores como muestra nuestra gangrenosa tasa de paro que nos coloca en lo más alto por una vez: ronea de ser la más alta de España y de las más altas de Europa.
9) Al pueblo andaluz por haber permitido y aceptar llegar a tener la mayor tasa de paro juvenil de España, por admitir con naturalidad situarse en los umbrales de la pobreza o por contar ufanamente con uno de los mayores índices de analfabetismo de Europa (tasa de analfabetismo del 7%, cinco puntos por encima de la media nacional). Por aceptarlo sin buscar culpables, por dejar que le digan que lo negro es blanco y que el director de la orquesta no tiene la culpa de que suene mal; que los responsables son los otros directores que están en su casa viendo el concierto por la tele.
10) A mi amado pueblo andaluz, a mi Andalucía de mis entrañas y de mis carnes, por ser, a sus años, como un pequeño niño a quien se engaña y se manipula con facilidad, un pequeño niño sin cultura, sin dinero, sin trabajo, con un incierto futuro por delante y todas las posibilidades si de trabaja y dirige bien. Un pequeño niño a quien gusta más jugar que otra cosa, disfrutar, el fútbol, la fiesta, que le den todo hecho, que no le riñan ni le castiguen, los regalos y los juguetes, dormir su siesta y que le limpien la caquita, las palabras bonitas y las carantoñas aunque se haya portado mal, las mentirijillas de los papás, el chocolate antes de cenar... No temer al coco. Un niño que luego será un adolescente maleducado y más tarde un niñato intrigante y desafiante, con tendencia a lo asocial, a la delincuencia y al trapicheo ilegal, con algunos abortos a las espaldas y varios hijos no deseados, separado, enredado, machista y violento... maltratador. Con sus temporaditas entre rejas, sus bis a bis, sus trapicheos en el trullo. El menudeo y el consumo. Las mafias, las palizas, las navajas y las pipas, las reyertas y los tiroteos. El SIDA y la muerte.
Ésta, ¿por qué no?, podría ser la vida de un niño llamado Andalucía si se tratase de un personaje de ficción. Ficción en la que yo acusaría a sus padres de negligencia, de abandono, de falta de criterio y de responsabilidad. Y trataría, si estuviera a tiempo, de arrebatárselo a toda costa, de ponerlo a salvo de la mala influencia y lejos de la dirección peligrosa, convencido de que ese hecho es la única posibilidad de salvación de Andalucía.
Tenía esta entrada escrita pero la falta de tiempo la ha retrasado y la casualidad ha querido que haya sido publicada hoy 29 de marzo de 2012, día de la huelga general que no secundo bajo el convencimiento de que resultará más dañina que beneficiosa para nuestro país.
No comparto el contenido de la reforma laboral, pero lo comprendo en el contexto del conjunto de unas medidas que, aproximando dichas condiciones laborales a lo que existe en el resto de Europa, buscan el estímulo en la creación de empleo y no lo contrario. Lo que ocurrirá en el futuro lo desconozco. Con la bolsa por los suelos, la prima de riesgo en el tejado (en los ladrillos que rematan la chimenea, diría yo) y medio continente insinuándonos que somos los últimos de la fila e invitándonos al rescate, lo último que necesitamos es una jornada como ésta que supone pérdidas milmillonarias y deterioran la imagen externa del país, con todo lo que ello implica en este delicado momento. Según la opinión pública, corremos el riesgo de "helenizarnos", es decir, volvernos como Grecia... y, luego, kaput.
Buen día de huelga a todos y felices próximos cuatro años. Que Dios nos coja confesados.

sábado, 10 de marzo de 2012

The artist: un películón que te hace enmudecer

El día de Andalucía fui con mi amada esposa al cine.
Esa mañana, de forma paralela al sentimiento patriótico autonómico, creció en mí unas incontenibles ganas de ver una película en la gran pantalla. La noche anterior, la 84ª gala de entrega de los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (los Oscars) encumbraba a una película inusual, por su factura y por su valentía: "The artist".
No es por ponerme medallas, pero desde que oí hablar de ella me moría de ganas por verla. Evidentemente, tras las 5 estatuíllas (mejor película, mejor director, mejor actor protagonista, mejor vestuario y mejor banda sonora original), mi ansia cinematográfica se disparó hasta convertirse en "ansia viva".
Mi amigo Coque me había contado un suceso verídico profundamente triste: cuando fue al cine a verla (N. Plaza) se acercó a la taquilla y pidió su entrada para la sala en la que proyectaban "The artist":
-Señor (no creo que le dijera "señor" pero bueno, queda mejor), que es una película muda... -informó la taquillera, como tratando de quitarle las ganas de verla.
-Sí, sí, ya -repuso mi amigo-, deme la entrada por favor.
-Pero es que es en blanco y negro -insistió la chica.
-Ya lo sé, señorita -insistió Coque-. ¿Me da la entrada por favor?
Silencio incómodo.
-Verá, señor (sigo sin creer que le dijera "señor"), es que es una película muda y en blanco y negro y no se pasa en todas las sesiones, sólo en algunas...
De verdad, yo creo que esto es pa echarse a llorar. Cinematográficamente hablando, claro.
Estamos tan sumergidos en lo comercial, lo zafio y la más profunda incultura, que el verdadero arte, lo bello, lo sensible, lo inteligente... apenas tiene la posibilidad de sobrevivir saliendo a flote entre los prejuicios y la estupidez. La gente no quiere ver esas películas y, a la primera de cambio, los cines dejan de ponerlas. Entiendo que todo es negocio y lo que no produce se quita, pero, ¡que me parta un rayo si no es una verdadera pena!
Michel Hazanavicius ha ideado y dirigido maravillosamente una deliciosa película que te cautiva y te asombra desde el minuto uno. Aparte de ser en blanco y negro y muda, informo a los escepticos que no sean capaces de imaginarlo por si mismos, que la película narra una cautivadora historia, tiene un inteligente guión aunque casi no tenga diálogos (escasos subtítulos leídos), unos actores principales y secundarios que bordan el difícil papel mudo, una banda sonora sublime (Ludovic Bource) que lo envuelve todo, dando luz sonora al mudo silencio, un vestuario absolutamente verosímil y todo, todo, todo lo necesario para convertirla en una obra maestra, un clásico del séptimo arte.
La película narra de manera ágil, hábil y entretenida la historia de George Valentin (Jean Dujardin), una idolatrada estrella del cine mudo de los primeros años de Hollywood y su declive y caída en el ostracismo con la llegada del cine sonoro a finales de los años 20 del pasado siglo XX. La historia del cine contada a través de la vida de sus más directos protagonistas, los actores... las fulgurantes estrellas que tan pronto suben como se estrellan y desaparecen hechos añicos.
Si hay conflicto, hay historia. En este caso el conflicto se manifiesta en dos facetas, el conflicto en la industria cinematográfica que se divide entre los seguidores y los detractores del "nuevo" cine sonoro y el conflicto personal de George Valentin que se niega a evolucionar, a aceptar lo inevitable: que los tiempos cambian, los cambios llegan y, según reza la inflexible máxima de la naturaleza, sólo quien se adapta, sobrevive.
Para colmo, el célebre actor vive un matrimonio en el que el amor brilla por su ausencia y de su esposa sólo recibe desdén o, en el mejor de los casos, indiferencia. Su pequeño y simpático perrito (es-pec-ta-cu-lar) le acompaña a todas partes, suponiendo la única relación sincera y perdurable de la estrella. Entonces conoce accidentalmente a una chica, Peppy Miller (Bérénice Bejo), una joven y preciosa aspirante a actriz que irrumpirá en su vida de forma que ya no podrá volver a ser la misma.
En fin, no quiero contar más porque espero sinceramente que vayáis al cine a verla. Merece cada uno de los 6,20 euros que cuesta la entrada y te deja la indescriptible sensación de no haber visto jamás nada igual. Sus brillantes escenas aún permanecen en mis retinas y se han aferrado a mi cerebro con una fuerza inusual; la música aún vibra en mis tímpanos y mis labios la tararean involuntariamente hasta el punto que, en ocasiones, me sorprendo a mí mismo caminando alegre como George Valentin, silbando su melodía, con las manos en los bolsillos y mi perrito imaginario revoloteando alrededor de mis pies, contagiado de su luminosidad, de su alegría, de su vida.
Estoy seguro de que las siete personas que estábamos aquella noche en la sala salimos igual de satisfechos y, ¿por qué no?, felices, tras ver "The artist".
¡Sea Vd. joven y vaya al cine!
(¡Qué recuerdos!)

lunes, 5 de marzo de 2012

A propósito de Nachete...

Mi hermano pequeño nació un sábado, tal día como hoy (1 de marzo) hace 32 años.
Yo tenía ocho años y medio, como decíamos entonces, y despertamos en la compañía de mi tía Sol, por entonces aún una jovencita soltera. Le habían pedido que viniera a cuidarnos cuando mi madre se puso por cuarta vez de parto.
Cuando volvieron del hospital percibí con sorpresa que mi minúsculo hermanito tenía la cabeza un poco apepinada, con la forma aerodinámica de un obús. Entonces no lo entendí, básicamente porque no entendía casi nada. Hoy día empiezo a comprender un poco ese diseño especial de la parte más prominente de su anatomía; de hecho la más incisiva según la postura en la que se disponga su cuerpo, como por ejemplo para correr mucho, lanzarse a la piscina de cabeza o volar cual tenaz superhéroe.
A medida que fueron pasando los años y mi hermano fue creciendo, nuestra relación se fue estrechando o ensanchando, según se mire.
Con pocos años era como un tierno juguetito para los tres mayores. Alucinábamos al ver su carita cuando varias veces durante el mes de enero volvíamos a colocar todos los juguetes de los reyes magos en el sofá y repetíamos la escena de la mañana del 6 de enero. Su rostro era un maravilloso poema. Luego fue creciendo y los mayores empezamos a pelearnos por la papilla de fruta que dejaba por las tardes. Dichos cambios en la dieta, inherentes al desarrollo, hacían que ya no nos apeteciera presenciar cómo mi madre le cambiaba el pañal cuando se hacía caca. Si no, que se lo digan a mi amigo Fali que una vez en el patio de Las Dueñas pegó una tremenda arcada-con-propina al contactar sensorialmente con uno de sus "pastelazos". En fin, como decirlo, que el niño se nos hacía grande.
Comenzó a ir al Jardín de Infancia "Las Dueñas", donde se enfundó sus primeros disfraces en las fiestas de fin de curso; recuerdo uno naranja de pollito que no tenía desperdicio. Y luego al cole; primero al de los pequeños y luego al de los mayores, como está mandado. Ahí comenzó ya a venir todo el día pegadito a mí, de un lado para otro, siempre enredado entre las piernas, como el perrillo de George Valentine, el actor de cine mudo protagonista de "The artist". Yo lo llevaba a judo y a jugar al fútbol, le paseaba por los pasillos en una manta, le enseñaba los mejores escondites de la casa, tumbado en el sofá, le hacía volar subido a mis piernas, le enseñé los secretos para componer un buen equipo de chapas y los trucos del Spectrum Plus, le pasaba una y otra vez en el SúperCinexín las películas de Flash Gordon y Mickey y la lámpara mágica, yo que sé...
Durante muchísimos años compartimos cuarto. Cuando yo era un adolescente, él ya se había convertido en un niño grande, medio persona, si se me permite la expresión, y me lo llevaba a todas partes. Con mis amigos, a jugar al fútbol, al club juvenil de la parroquia, de aquí para allá, creciendo, creciendo, creciendo sin piedad ante mis ojos.
Luego llegó la edad del pavo y empezó a ponerse un poco pavo; ¿qué decir?, esa edad es lo que tiene. Nada serio; algo desobediente y desafiante ante la autoridad local, o sea, yo. Ahí tuvimos nuestras pequeñas diferencias pero no llegó la sangre al río y pronto las aguas volvieron a su manso cauce, permítaseme la redundancia de sendas metáforas fluviales.
Un buen día, de repente, descubrí fascinado que me había sobrepasado en edad. Se había vuelto muy maduro, se había echado novia y tripa, vestía ropa clásica y lucía patillas modelo "los-cuñaos-de-eso-es-así". Hecho un pureta, vamos. Andaba siempre para arriba y para abajo, de sarao en sarao, devorando cofradías en Semana Santa y cerrando casetas en Feria, guitarreando en el Rocío y carnavaleando en los carnavales... ¡Pura vitalidad! Mi primo de Madrid, Juancar se partía el pecho con las explicaciones de mi madre ante la evidente dificultad para tenerlo sentado cinco minutos: "Es que tiene mucha vitalidad".
Mas, ¡ay, granuja!, que el enano pinchaba en los estudios... ¡Pero cómo no iba a pinchar, si tenía los libros con el precinto! Tras pasar fugazmente por la escuela de peritos agrícolas, decidió dar el salto a lo que parecía ser una vocación más real, el magisterio. Y ahí fue enderezando su vida, aprobando asignaturas el tío con la metralleta ra-ta-ta-ta-ta y finiquitó la carrera con decisión y solvencia.
Una nueva disyuntiva en su vida. ¿Que camino tomar? ¿Opositar o buscar trabajo? Ahí surgió el germen de su aventura americana consistente en un enriquecedor bienio en Carolina del Norte. El pueblo de Hickory no ha vuelto a ser el mismo desde que él estuvo y luego se fue. Él no ha vuelto a ser el mismo desde que se fue y volvió. La vida le enseñó a vivir y creció para adentro. Se sentía como un vergel... como un pozo... (guiño para el artista y sus entusiastas seguidores). Entonces era sólo él. Él y su vida. Él y su trabajo, su coche, su apartamento de alquiler, sus muebles, sus cuentas, sus amistades, su dieta, su ahorro... Él y la distancia. Él y su soledad.
Lo que a otros podría haber afectado negativamente, a él le enriqueció y le convirtió en un completo adulto. Sentía y pensaba diferente a como lo hacía tres años antes. La madurez le alejaba de la agitación que antes le atraía. Algunos amigotes andaban algo estancados en lo que ahora constituía su pasado y su cuerpo le pedía pasar página. Pasar las páginas de tres en tres.
En su segundo año en los EEUU de NA se dedicó en cuerpo y alma a preparar las oposiciones de magisterio y tres cuartos de hora después de bajarse del avión en el aeropuerto de San Pablo (es una forma de hablar) se presentó y aprobó las oposiciones. ¡Con nota! El niño se nos había convertido, de la noche a la mañana, en funcionario del estado en su cuerpo de maestros en su sección de lengua extranjera o como se diga.
Casi al tiempo de comenzar a trabajar, comenzó casi por azar a dar sus primeros pasos en el mundo de la farándula (narración oral, eso). Un conocido cuentero sevillano (Carloco) pagó su cláusula de rescisión y se hizo con sus servicios, pasando ambos a fundar la compañía de títeres y cuentacuentos NoNiNá (http://webnonina.blogspot.com/). Desde entonces, sólo o acompañado, dedica su tiempo libre y parte del tiempo recomendado por los expertos al reparador sueño, a deleitar a niños y adultos con sus cuentos y sus obras de títeres, habiéndose convertido en un verdadero experto en llenar las bocas de sonrisas y los corazones de felicidad.
Y lo más importante de todo, se le ve feliz. Disfruta brutalmente con todo lo que hace. Su cabeza ya no está tan apepinada como cuando llegó a casa recién nacido (de pelo ahora anda parecido), pero su vitalidad es la misma de siempre, aunque con significativas mejoras en la canalización. Ni que decir tiene que en ello influye notablemente su conSciente espiritualidad. Para las personas como él deberían existir los días de 26 ó 27 horas, aunque los calendarios se embarullaran un poco. Le falta tiempo en cada uno de los días que vive. Sus días son algo así: por la mañana se va a correr y luego ensaya los títeres o crea marionetas, luego almuerza frugalmente y se va a trabajar (habitualmente de tarde); al salir, cuenta cuentos a niños en una biblioteca de Montequinto y luego a adultos en El Colectivo o La Estación. Se acuesta a las mil y, al día siguiente, vuelta a empezar. Otro día se va a contar a Villamartín o a Aznalcóllar o anda haciendo un curso de teatro o le sale una animación para un cumpleaños, hacer de maestro de ceremonias en una boda o poner al Tío Grillo en Adivino en una librería.
El tío, solito, se ha cargado el refrán ese de "Quien mucho abarca, poco aprieta", porque abarca y aprieta como el pulpo gigante de siete brazos. Y luego está el efecto que produce en las personas: los rostros que le ven y le escuchan. Eso sí es un espectáculo. Da igual que se trate de niños o de adultos, el efecto es el mismo. Antes de que se den cuanta, se los ha metido en el bote y le observan embobados, con esa medio sonrisilla de complicidad, de admiración, de satisfacción, de disfrute... como si les hubiera hecho cosquillitas en el alma con su grave voz y las elegidas palabras. Yo a veces, cuando voy a verle, me debato ante la disyuntiva de mirarle a él u observar las reacciones en los rostros del público con lo que siempre me pierdo algo.
En fin, tampoco creáis que es todo un paseo de rosas, que también tenemos nuestras diferencias, como cuando hablamos de politiqueos o de la invasión de los chinos o de alguna película sobre la que diferimos. Ciertas cosas las vemos de forma diferente, pero, ¿no es eso lo más normal del mundo?
Sé que ahora se siente intimidado porque yo he relanzado mi carrera artística con el anuncio de la primitiva, y teme dejar de ser el artista de la familia (jaja) y no sé cómo hacerle saber que nuestras carreras artísticas nunca nos separarán porque le quiero con locura; le quiero todo lo que se puede querer a un hombre con quien compartes sangre y alma, alguien a quien te sientes profundamente adherido pese a esas inevitables zonas de menor cohesión en nuestras pequeñas fronteras.
¿Qué por qué cuento todo esto? Pues porque no me lo podía callar.
Hoy celebro que hace 32 años que legaste a mi vida, hermano.
Te quiero.