Faltaría a la verdad si dijera que no he subido ninguna entrada por que he estado liadísimo y no quiero hacerlo. En fin, faltaría a la verdad sólo parcialmente, porque he tenido días muy liados previos a las fiestas... lo demás ha sido esa perecita hogareña que se regociga en el "dolce far niente" y los múltiples planes de las vacaciones navideñas: compras, belenes, isla mágica... buf!
Luego, viendo lo poquito que le quedaba al 2011, decidí tomarme unas mini-vacaciones mentales y guardar fuerzas para hacer una última entrada del año, felicitar fiestas y proyectar todos mis bueno deseos hacia mi pequeña parcela del mundo y sus gentes. No os asustéis, que lo de "guardar fuerzas" no es para una super-entrada, sino más bien para lo contrario... para hacer lo que (según se rumorea por ahí) más me cuesta: resumir.
Éste 2011 ha sido un año de extremos, celebraciones y crisis que no tengo más remedio que dar por bueno.
Hasta que no se invente algo para detener el avance de los años me veo obligado a seguir celebrando cada año que cumplo y sigo vivo, con fuerza e ilusión por sacar mi familia adelante. Este año, los cuarenta han aportado redondez a la cifra y una ocasión magnífica para celebrar en una noche para el recuerdo, la vida, la amistad y el amor.
Mi familia está sana y feliz. Tengo la mejor mujer del mundo conocido y mis hijos crecen en talla, inteligencia y voracidad para dejar el plato vacío. Creo sinceramente que son esencialmente felices, buenos, sociables, sanos y listos y nada me aporta más felicidad que eso.
Todos los años traen pérdidas y éste nos trajo alguna dolorosísima: nuestra querida y dulce Paqui, ejemplo de bondad y ternura, nos dejó para inaugurar un nuevo cielo que se ha abierto para las personas a las que "el normal" se les queda corto. Mi querido tío Luis anda fumando un "Vencedor" y bebiendo un moscatel de "El Castillito" mientras ve el fútbol desde una nube sobre el Sánchez Pizjuan. Ángel, compañero de la facultad, luce ya las alas que le dan nombre desde que falleció en una playa tratando de salvar a sus hijos de las olas. Nos conocimos poco, compañero, pero se me ocurren muy pocas formas más dignas de morir que esa; que Dios te guarde. Baldomero, el padre de mi amigo Baldo, tras luchar como nadie que yo haya conocido, nos dejó y debe andar de montería por las blandas nubes de su cielo, recostado en un blando y tibio aguardo, soñando con conejos, perdices y jabalíes. El abuelo Guillermo nos dejó inesperadamente, su discreción, su afabilidad, su corrección, su capacidad organizativa y de trabajo siempre serán luz para nuestro camino. Y Dionisio, padre de nuestro querido amigo Raúl, cuyo enorme corazón terminó por agotarse...
La enfermedad nos ha azotado duro pero he luchado todo lo que he podido junto a mis seres queridos a los que les ha afectado. En muchas ocasiones, estar ahí es lo único que puede uno hacer y eso es algo que no le va a faltar a nadie por mi parte. El maldito cáncer y graves enfermedades infecciosas han tenido en vilo a mi familia grande durante todo el año, con etapas de especial tensión y gravedad. Un beso muy fuerte, padre y madre. Gracias especiales, querida Rocío, por enseñarnos cómo se ha de luchar frente a la muerte si uno se propone vencerla de verdad.
El verano nos regaló un par de semanas de descanso playero y, más tarde, nos volvió a llevar unos días a Maranchón y al reencuentro con los amigos de siempre y los recuerdos de tiempos pasados, algunos remotos y otros no tanto.
De manera inesperada, cuando ya parece improbable experimentar vivencias nuevas, este año nos ha golpeado y enriquecido con una nueva experiencia: la rotura de una amistad; sentir el rechazo y el alejamiento de quien había sido amigo. Durante toda mi vida no he hecho otra cosa que acumular amigos y buscar fórmulas para ser capaz de atenderlos a todos. Un gran amigo mío siempre dice: "Yo no quiero más amigos. Ya me falta tiempo para atender a los que tengo". Y yo siempre he sido de los de "cuantos más amigos mejor". No con la idea de andar buscando amigos por ahí, pero si surge una amistad... no seré yo quien huya en dirección contraria.
Pues bien, a lo que iba, que jamás habíamos perdido unos buenos amigos. Al menos, de la forma "algo traumática" en que ha ocurrido. Sinceramente, ocurrió por iniciativa ajena y todavía desconocemos la causa. Sin obtener explicación alguna y tras pasar por varias fases (desconcierto, incredulidad, impotencia, tristeza, rabia... etc) nos encontramos en una fase de "indiferencia expectante" y "percepción y registro de fenómenos extraños colaterales".
En fin, ¿para qué abundar en el tema? Lo que pasa es que cuando uno decide abrir su vida, si no lo cuenta todo parece que falta de alguna sutil manera a lo acordado de forma tácita.
¿Qué más puedo decir? Para compensar, la vida me ha regalado el afianzamiento de hermosas amistades de reciente cuño, como con nuestros queridísimos y cercanos Olga y Pepe o nuestra cuchipandi del cole, Mª José y Baldo y Yoyo y Armando que son "pa comérselos" de buena gente. Otros amigos del vecindario a los que nos sentimos muy cercanos y queremos: Raquel y Pepote, Marta y Coque. Y todas las pandillas y amigos de siempre, claro...
Y si no resumo, acabaré faltando a lo prometido de forma explícita unos párrafos más arriba...
Sin más preámbulos, prefacios ni perifostios, paso a haceros llegar con todo el cariño y la fuerza de los que soy capaz, mis mejores deseos de felicidad, salud y trabajo en estas fiestas y durante todo el 2012 que mañana comenzará su incierta andadura. Deseo sobre todas las cosas que la enfermedad ignore a vuestras familias y el trabajo vuelva a quien lo perdió y sea conservado por quien aún lo tiene. Y, finalmente, que todo lo que os suceda en el 2012 sea fruto del amor de alguien o de la buena fortuna y que seáis esencialmente FELICES.
MIL GRACIAS POR ESTAR AHÍ. OS QUIERO.