Collage íntimo

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Trocitos...

sábado, 31 de diciembre de 2011

Resumen del 2011 y los mejores deseos para el 2012



Faltaría a la verdad si dijera que no he subido ninguna entrada por que he estado liadísimo y no quiero hacerlo. En fin, faltaría a la verdad sólo parcialmente, porque he tenido días muy liados previos a las fiestas... lo demás ha sido esa perecita hogareña que se regociga en el "dolce far niente" y los múltiples planes de las vacaciones navideñas: compras, belenes, isla mágica... buf!

Luego, viendo lo poquito que le quedaba al 2011, decidí tomarme unas mini-vacaciones mentales y guardar fuerzas para hacer una última entrada del año, felicitar fiestas y proyectar todos mis bueno deseos hacia mi pequeña parcela del mundo y sus gentes. No os asustéis, que lo de "guardar fuerzas" no es para una super-entrada, sino más bien para lo contrario... para hacer lo que (según se rumorea por ahí) más me cuesta: resumir.

Éste 2011 ha sido un año de extremos, celebraciones y crisis que no tengo más remedio que dar por bueno.

Hasta que no se invente algo para detener el avance de los años me veo obligado a seguir celebrando cada año que cumplo y sigo vivo, con fuerza e ilusión por sacar mi familia adelante. Este año, los cuarenta han aportado redondez a la cifra y una ocasión magnífica para celebrar en una noche para el recuerdo, la vida, la amistad y el amor.

Mi familia está sana y feliz. Tengo la mejor mujer del mundo conocido y mis hijos crecen en talla, inteligencia y voracidad para dejar el plato vacío. Creo sinceramente que son esencialmente felices, buenos, sociables, sanos y listos y nada me aporta más felicidad que eso.

Todos los años traen pérdidas y éste nos trajo alguna dolorosísima: nuestra querida y dulce Paqui, ejemplo de bondad y ternura, nos dejó para inaugurar un nuevo cielo que se ha abierto para las personas a las que "el normal" se les queda corto. Mi querido tío Luis anda fumando un "Vencedor" y bebiendo un moscatel de "El Castillito" mientras ve el fútbol desde una nube sobre el Sánchez Pizjuan. Ángel, compañero de la facultad, luce ya las alas que le dan nombre desde que falleció en una playa tratando de salvar a sus hijos de las olas. Nos conocimos poco, compañero, pero se me ocurren muy pocas formas más dignas de morir que esa; que Dios te guarde. Baldomero, el padre de mi amigo Baldo, tras luchar como nadie que yo haya conocido, nos dejó y debe andar de montería por las blandas nubes de su cielo, recostado en un blando y tibio aguardo, soñando con conejos, perdices y jabalíes. El abuelo Guillermo nos dejó inesperadamente, su discreción, su afabilidad, su corrección, su capacidad organizativa y de trabajo siempre serán luz para nuestro camino. Y Dionisio, padre de nuestro querido amigo Raúl, cuyo enorme corazón terminó por agotarse...

La enfermedad nos ha azotado duro pero he luchado todo lo que he podido junto a mis seres queridos a los que les ha afectado. En muchas ocasiones, estar ahí es lo único que puede uno hacer y eso es algo que no le va a faltar a nadie por mi parte. El maldito cáncer y graves enfermedades infecciosas han tenido en vilo a mi familia grande durante todo el año, con etapas de especial tensión y gravedad. Un beso muy fuerte, padre y madre. Gracias especiales, querida Rocío, por enseñarnos cómo se ha de luchar frente a la muerte si uno se propone vencerla de verdad.

El verano nos regaló un par de semanas de descanso playero y, más tarde, nos volvió a llevar unos días a Maranchón y al reencuentro con los amigos de siempre y los recuerdos de tiempos pasados, algunos remotos y otros no tanto.

De manera inesperada, cuando ya parece improbable experimentar vivencias nuevas, este año nos ha golpeado y enriquecido con una nueva experiencia: la rotura de una amistad; sentir el rechazo y el alejamiento de quien había sido amigo. Durante toda mi vida no he hecho otra cosa que acumular amigos y buscar fórmulas para ser capaz de atenderlos a todos. Un gran amigo mío siempre dice: "Yo no quiero más amigos. Ya me falta tiempo para atender a los que tengo". Y yo siempre he sido de los de "cuantos más amigos mejor". No con la idea de andar buscando amigos por ahí, pero si surge una amistad... no seré yo quien huya en dirección contraria.
Pues bien, a lo que iba, que jamás habíamos perdido unos buenos amigos. Al menos, de la forma "algo traumática" en que ha ocurrido. Sinceramente, ocurrió por iniciativa ajena y todavía desconocemos la causa. Sin obtener explicación alguna y tras pasar por varias fases (desconcierto, incredulidad, impotencia, tristeza, rabia... etc) nos encontramos en una fase de "indiferencia expectante" y "percepción y registro de fenómenos extraños colaterales".
En fin, ¿para qué abundar en el tema? Lo que pasa es que cuando uno decide abrir su vida, si no lo cuenta todo parece que falta de alguna sutil manera a lo acordado de forma tácita.




¿Qué más puedo decir? Para compensar, la vida me ha regalado el afianzamiento de hermosas amistades de reciente cuño, como con nuestros queridísimos y cercanos Olga y Pepe o nuestra cuchipandi del cole, Mª José y Baldo y Yoyo y Armando que son "pa comérselos" de buena gente. Otros amigos del vecindario a los que nos sentimos muy cercanos y queremos: Raquel y Pepote, Marta y Coque. Y todas las pandillas y amigos de siempre, claro...

Y si no resumo, acabaré faltando a lo prometido de forma explícita unos párrafos más arriba...

Sin más preámbulos, prefacios ni perifostios, paso a haceros llegar con todo el cariño y la fuerza de los que soy capaz, mis mejores deseos de felicidad, salud y trabajo en estas fiestas y durante todo el 2012 que mañana comenzará su incierta andadura. Deseo sobre todas las cosas que la enfermedad ignore a vuestras familias y el trabajo vuelva a quien lo perdió y sea conservado por quien aún lo tiene. Y, finalmente, que todo lo que os suceda en el 2012 sea fruto del amor de alguien o de la buena fortuna y que seáis esencialmente FELICES.

MIL GRACIAS POR ESTAR AHÍ. OS QUIERO.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Noche de teatro: Por el placer de volver a verla


El viernes pasado fuimos con unos amigos al teatro.
Todos teníamos un poco de esa "sed teatral" pues coincidíamos en el mucho tiempo que hacía que no veíamos una obra, cuando de solteros (o más bien antes de tener descendencia) íbamos con cierta frecuencia.
Creo que por casualidad, encontré en internet el anuncio de esta obra que creí romántica y relacionada con pasionales conflictos de pareja. Las críticas eran buenas y nos lanzamos a organizarlo. Poco antes del día de la representación descubrímos, también por azar, que la obra la protagonizaban un hombre y una mujer, pero con otro tipo de relación amorosa: eran, simplemente, madre e hijo.
La obra fue "Por el placer de volver a verla" (texto de Michel Tremblay) y en ella, Miguel (Miguel Ángel Solá) un hombre de mediana edad, ficticio dramaturgo y director de la obra que comenzaba, nos confiesa abiertamente su intención de usar la ficción sobre el escenario con la sana intención de "volver a ver" a su madre, Nana (Blanca Oteyza) ya fallecida. Durante la representación se alternan escenas en las que se dirige al público con otras en las que presenciamos emotivos pasajes de la vida compartida con su madre y, a través de ellas llegamos a conocer a uno y a otro. Los descubrimos, disfrutamos de ellos, nos reconocimos en ellos, los hicimos nuestros y, finalmente, nos hicieron suyos.
Las sublimes interpretaciones consiguen el poco frecuente milagro de la verosimilitud sobre el escenario. Una inusual coreografía de dos que balilan su papel en la vida como un emotivo tango en que las vidas se acercan y se alejan y las piernas y las manos se entrecruzan, los pechos y las caras se juntan y todo fluye con la naturalidad de lo que no puede ser de otra forma.
El director, Manuel González Gil, derrocha talento a la hora de simplificar la escena, dirigir personajes y repartir dosis de entrañable y doméstico humor y sutil emotividad contenida.
En las divertidas escenas de la infancia (11 años) y pubertad (14 años) de Miguel y su madre, en un asimétrico (siempre falta el padre) ambiente doméstico, comienza a fraguarse la personalidad y vocación teatral del protagonista.
Con 11 años MIguel recibe una acalorada reprimenda de su madre por haber echado unos petardos a los coches que pasaban. La madre, con su hilarante teatralidad, le reprende en una decidida, divertida e interminable regañina plagada de extravagantes soliloquios llenos de ramificaciones. Le hace imaginarse las peores consecuencias posibles y le insiste en la importancia de pensar por sí solo, de no dejarse llevar por lo que digan o hagan los demás niños.
Con 14 años, Miguel lee los libros que Nana le ofrece, anticuados libros de heroínas románticas carentes de sentido bajo el más somero análisis, el de un agudo preadolescente. Ella los defiende a capa y espada y pasan las horas hablando y discutiendo sobre ellos, teatralmente (nunca mejor dicho) enfrentados; él tratando de encontrar algo de sentido en la descabellada historia; ella defendiendo románticamente lo indefendible. Miguel ya ha recibido el veneno de las letras en sus venas y comienza a pensar con ideas propias. Nana aún disfruta, día tras día, de largas conversaciones con su hijo pero comienza a intuír al hombre que ya crece en él.
Con 18 años aún comparten cosas. Van al teatro juntos pero cada uno ve una obra diferente. Miguel está algo distante incluso con el cuerpo pegado al de su madre. Hablan sobre una misma cosa pero con lenguajes y puntos de vista diferentes y acaban por no entenderse.
Con veintitantos, Miguel ya es escritor. Ha madurado y comprende más la madre que su madre fue y la madre que su madre es ahora.
De principio a fin, el autor evoca con devoción la figura de su madre, una mujer anónima, campechana, y divertida; rebosante de chispa, vitalidad y sabiduría popular. Los interminables y divertidísimos debates con su hijo, que Nana enriquece con su verborréica charlatanería, suelen resolverse a base de humor y amor, conquistando la sonrisa y la complicidad de un público entregado al entrañable personaje. Blanca Oteyza, sencillamente, borda el personaje, sublimando la maravilla de lo cotidiano. Miguel Ángel Solá con un perosnaje que cambia constantemente de edad sin más ayuda que la interpretación, redondea una magistral interpretación en la que nos regala el milagro de ver pasar una vida en minutos; el milagro de conocer la totalidad a través de unos pocos fragmentos bien pulidos.

Si me permitís la manida expresión, fue algo más que una obra de teatro. Fue como una terapia de grupo. Allí estábamos docenas de personas sonriéndonos identificados con situaciones familiares comunes y emocionados, enjugando lárimas y sorbiendo algunos mocos, con un brutal pellizco en esa débil cuartita de cuerpo que va de la garganta al corazón, recordando a alguna madre anónima como Nana de la que se añora su forma de ser, su voz, su olor, sus expresiones y pequeñas manías, sus retahilas y coletillas, sus refranes, sus ragañinas y consejos, sus azotes, sus abrazos, cada una de las dolorosas peleas y desencuentros... Tanto, que se añora incluso lo que nunca nos gustó.

Yo lloré por la añoranza que sé que algún día me desgarrará el alma.


Y quiero creer que todos los espectadores nos sentimos unidos, cómplices en la risa y el llanto, porque todos nos identificamos de un modo u otro con los maravillosos personajes y con el secreto deseo de volver a ver a alguien otra vez...

viernes, 18 de noviembre de 2011

Las elecciones que no ganará nadie

Me estaba resistiendo, palabra, pero he escrito sobre algunos temas que han sido actualidad y me parece frívolo ignorar que este domingo habrá unas elecciones generales a la presidencia del gobierno de mi país.
La verdad, nunca he sido un entusiasta de la política y no es un tema que me vuelva loco. Más bien al contrario; soy un pesimista de la política.
No sigo a ningún partido con verdadera confianza. De la fé ni hablemos. Si el domingo deposito mis sobres blanco y sepia en las urnas será porque me siento un convencido demócrata y considero que es mi obligación. No votaré a un partido u otro (u otro) con la convicción de que sea el mejor, el más capacitado y nos va a solucionar la fea papeleta que tenemos entre manos; más bien lo haré por el viejo método del descarte: es decir, el menos malo.
No obstante, estas elecciones, difícilmente las ganará nadie. La cosa (muy bueno lo del bar ese en el que había un cartel que advertía: <<Prohibido hablar de "la cosa">>) está que pega bocados. El paro batiendo records cada día; la prima de riesgo por las nubes; los "mascas" de la eurozona metiéndonos bronca día sí y día también; Grecia tirándonos de una pierna e Italia de otra (menos mal que al artista de los implantes ha picado billete)... Un desastre, vamos. El marrón que se va a comer el que gobierne tiene tela; claro, que si la cosa va bien se van a poner una peaso de medalla como la bandeja de un frito variado para séis. Y si va mal... que el marrón era mu gordo y quién podía levantar eso...
De todas formas, llamar marrón a lo que se nos viene encima es como llamar charco al océano pacífico. No entiendo mucho de economía, pero me temo que nos esperan años duros e inciertos. Nuestra economía necesita acciones efectivas ya y, el probable cambio de gobierno que, a priori, parecía ser un seguro estímulo para los mercados, de momento, lo que con toda seguridad va a suponer es un inoportuno kit-kat político en nuestro país. Durante el último par de meses y hasta el nuevo año ninguna medida efectiva será tomada, ni por el gobierno saliente ni por el entrante. Algo así como si, ante un incendio, los bombreos se dedican a no hacer nada mientras ocupan dos días en decidir quién será el jefe del dispositivo, el que tome las decisiones. Mala suerte.
A todo esto, la campaña electoral está siendo "de traca". Rajoy se sabe ganador y, como es lógico, no tiene porqué arriesgar. Tampoco es su estilo. Mantiene su discurso y esquiva hábilmente las andanadas, estocadas y zarpazos de un desesperado Rubalcaba que es consciente de la necesidad de meterle fuego a las naves. Los anuncios en radio y televisión son una clara muestra de la diferencia de planteamiento de la campaña de cada uno de los partidos. En el anuncio del PSOE en la tele, aparecía un niño muy pijo camino hacia el colegio privado de la mano de su padre, y le pregunta a éste: "Papá, ¿cuando me vas a enseñar a despedir obreros?". En la radio, he escuchado un par de anuncios en los que una pija votante de Rajoy vomita un repulsivo monólogo. En uno se plantea qué será en el futuro, considerando la posibilidad de ser médico, abogado o piloto y dice a la que sería su homóloga proletaria votante de izquerdas: "¡Tú sí que tienes suerte! ¡Lo tienes tan fácil! ¡No vas a ser nada!". La misma pija, en otro anuncio radiofónico celebra que gracias al trabajo de su padre y del padre de su padre y del padre del padre de su padre...etc., podrá realizarse una operación de estética. Y añade, algo así como: "Chica, si tú no puedes, ¿qué quieres que te diga? Habla con tus antepasados".
Cuando escuché éste el otro día en el coche, yendo al trabajo, me dio un ataque de risa tal que tuve que serenarme para no tener un accidente.
Claro, se ríe uno porque los que diseñan las campañas son unos cachondos mentales. Y se rie uno por no llorar también. Éste tipo de anuncio que a mí me dio risa es un misil teledirigido a la sensibilidad del pueblo, de la gente, de los que menos tienen, de los que están en este preciso momento pasando de la estabilidad a la incertidumbre, de la incertidumbre a la necesidad o de la necesidad a la desesperación. El grueso de la población, personas trabajadoras (en el mejor de los casos) que nunca serán pilotos, ni llevarán a sus hijos aun colegio privado, ni se intervendrán de estética, son azuzados, pinchados por una puya que no va dirigida a ellos, sino que va dirigida a esa odiosa y estereotipada estúpida pija; a los ricos a los que pretende representar y al partido al que dice que va a votar. "Si votas a Rajoy, no habrá futuro para los que tienen menos", termina el simpático anuncio en su particular apoteósis de mala leche.
¡Así es fácil hacer campaña! Sin decir lo que uno pretende hacer y sin pillarse los dedos. Difama, que algo queda. Es tan simple como asegurar cosas tremendas aunque uno no tenga la certeza de que vayan a ocurrir: ¡Si Rajoy gana, hará más ricos a los ricos y más pobres a los pobres! ¡Si Rajoy gana, el despido será gratis! ¡Si Rajoy gana, quitará todas las pensiones, subsidios y ayudas sociales! ¡Si Rajoy gana, nos obligará a dejarnos barba a todos! ¡Si rajoy gana, arrancará las muelas de oro a todo aquel que las tenga! Y todos los rumanos corriendo pa Rumanía...
La campaña de Rajoy es sosa: vamos a tomar tales medidas, vamos a centrarnos en el empleo y no reduciremos las prestaciones sociales...ustedes nos han traído a este punto; vayanse y déjennos gobernar ahora. Pero más honesta y respetuosa con el votante.
Pero, la de Rubalcaba es demencial: sabemos cómo arreglar "esto" que hace dos días no sabíamos, ¿Papá, cuándo me vas a enseñas a despedir obreros?; los ricos tendrán más y los pobres, menos; ¡Corred, que viene a derecha! ¡Vuelve Franco!
La última perla ha sido lo de: "Me preocupa que la derecha se alce con el poder absoluto! Él siempre preocupado, transmitiéndole sus MIEDOS a la gente, estableciendo conexiones sutiles: "la derecha" = "franquismo"; "se alce" = "alzamiento"; "poder absoluto" = "dictadura". Don Alfredo, s'il vous plaît, entiendo que esté deseperado, pero deje de meter miedo al personal... que se le ve tela el plumero.
El golpe de efecto de la disolución de ETA yo ya lo esperaba y creo que lo avisé hace tiempo (¡tiembla, Nostradamus!). De todas formas, creo que, a pesar de ser una maravillosa y presuntamente pactada pantomima, no ha alterado mentalmente a nadie, ni supondrá vuelco alguno en el ánimo del escéptico electorado.
Personalmente, me encantaría que UPyD se "centrara" más y ganara en fuerza, peso y presencia política. Sin duda alguna, el centro siempre será mi orientación política, pues lo es en mi cabeza y en mi vida y, aun ahora, dudo si sería un voto útil o un voto cuasi-perdido. Con el resto de formaciones no tengo lo más mínimo en común y no me preocupan en demasía.
Sólo quiero, desde este humilde blog, que sé que siguen con interés tanto Mariano como Alfredo, pedir un poquito de vergüenza y de respeto hacia los que soportamos esta rancia campaña; que no somos imbéciles del todo y que nos la trae al pairo si llevan corbata roja o azul, si llevan corbata o no, si repiten más o menos una coletilla u otra, si el traje es gris o azul. Que lo que queremos es que tengan el talento de tomar las decisiones adecuadas para comenzar a dejar de caer, para comenzar a salir de esta mierda de crisis que ha mandando al limbo a una generación de jovenes que no va a saber qué hacer con su vida.

Que no me entendáis mal, eh. Que no estoy haciendo campaña para nadie. Sólo digo lo que me parece el planteamiento de la campaña electoral de uno y de otro, y lo malita que está "la cosa"... en cuanto a "eso" de respetar un poquito a los votantes.
Por lo demás, que cada uno vote a quien le dé la gana y menos malo le parezca. Sólo faltaría...

lunes, 7 de noviembre de 2011

Trabajar con las manos


Ayer estuve de guardia. La noche no fue malota hasta que me llamaron a las 5 de la mañana. Una embarazada con dolor abdominal y vómitos me esperaba somnolienta y encogida en la sala de espera. Después de interrogarla y explorarla, di las indicaciones para que la enfermera le cogiera una vía, le extrajera sangre para una analítica y le administrara unos medicamentos y suero fisiológico.

En fin, yo también estaba somnoliento y encogido, loco por desnucarme en la cama otro rato, pero me quedé mirando cómo la hábil (y también somnolienta y encogida) enfermera hacía su trabajo. Lo que ya había visto cientos de veces, quizá por la tranquilidad de la noche, quizá porque me pilló el cuerpo así, me impresionó más de lo habitual.
La pericia de esas manos en sus movimientos, automatizados por la práctica, pero únicos llamó poderosamente mi atención de forma que no podía dejar de mirar. La preparación del material necesario, el ensamblaje de los diferentes dispositivos, la manipulación del brazo de la paciente, la suave aplicación del compresor, la delicada canalización de la vía y el acoplamiento del bioconector o el sistema de suero, la recogida de los tubos de sangre y los pertinentes cuidados para su traslado, la administración de los medicamentos en suero, la ubicación de la paciente en el box... Ante tal despliegue de actos sutiles, yo no puede consentir estarme quieto mirando y dediqué mi tiempo y mi fuerza bruta a la manipulación de mecanismos para reclinar el sillón, cosa que la paciente agradeció con una pequeña sonrisa, y al transporte de una silla fija para que su marido se pudiera sentar junto a ella. A ver, todos estos músculos tendrán que servir para algo, ¿no?

En fin, presenciar de manera consciente todas esas maniobras de un técnico, eficiente y delicado trabajo manual me embelesó y me hizo recordar otros muchos trabajos, en ocasiones sencillos, que precisan de las manos, de su habilidad, de su entrenamiento y de su calor para ser llevados a cabo.

Recordé a la panadera de Maranchón en su tahona, amasando tibias masas, mezclando ingredientes, dando formas y sabores a nuestro paladar que hoy nos trasladan a la infancia. Este verano pasé un rato por la tahona y la vi trabajar. Le pregunté si no le importaba que le hiciera algunas fotos y negó, no sin cierta extrañeza y timidez. Y allí seguía ella mientras yo disparaba aquí y allí mi querida Nikon, convencido de que estaba haciendo fotos que pasarían a la historia de la fotografía moderna. De vez en cuando le "echaba" una a ella, sobre todo a sus manos, pues no quería incomodarla, y pronto volvía a los mostachones alineados como olivos sobre las bandejas del horno y a las blancas mantecadas recubiertas de azúcar. Evidentemente, allí había también sencillas máquinas, viejos chismes rudimentarios carentes de utilidad lejos de unas manos expertas.

Recordé, instintivamente, dos oficios, hoy día prácticamente extinguidos: los zapateros y los limpiabotas. Cuando yo era niño, en mi calle había un minúsculo taller de zapatero donde un delgado hombre siempre tiznado de betún remendaba zapatos y amontonaba herramientas y días. Como todo el mundo por aquellos años (los 70 y primeros 80), de vez en cuando llevábamos algún zapato a "componer" y, tanto a la entrega como a la recogida, me embobaba viendo las huesudas y tiznadas manos de aquel hombre trabajando sobre la piel, las costuras, las suelas o los tacones, con la solvencia de quien conoce su oficio. Igualmente, los betuneros limpiabotas, con su mundo y su taller concentrado en una pequeña caja, arrodillados, acuclillados o sentados a los pies de sus clientes, daban lustre a zapatos, botines y botas (siempre de caballero, claro) hasta casi poder reflejarse en ellos.

Recordé a los alfareros que sólo he visto trabajar en ferias de artesanía (siempre se me viene a la cabeza los arrumacos subidos de tono que se daban Patrick Swayze y Demi Moore en aquella escena neo-costumbrista de la película Ghost, cubiertos de rojizo barro) que durante siglos fabricaron útiles e insustituibles recipientes que hoy día prácticamente sólo nos sirven como objetos decorativos. ¿Cuánto tiempo hace que no bebéis en un botijo o búcaro? Mi hermana Marta tiene uno en su jardín, colgado de un limonero y es un pequeño, económico y romántico lujo puesto a nuestro alcance, a disposición de nuestros sentidos y nuestros adormecidos recuerdos.

¿Y los artesanos de la madera, el mimbre, el vidrio, la piedra, el metal y tantos y tantos materiales naturales que el hombre ha trabajado desde el origen de nuestra civilización?
¿Y los masajistas, fisioterapéutas, quiroprácticos que con sus manos y su fuerza recomponen las roturas y el dolorimiento de nuestros cuerpos de carne y hueso?
¿Y los cocineros que con sus manos elaboran manjares, platos que, bien con la sabiduría de lo tradicional o bien con el atrevimiento y la curiosidad del que necesita innovar?
¿Y los encuadernadores que cosen y pegan papeles? ¿Y los pastores que azuzan rebaños y ordeñan ubres? ¿Y los agricultores que aran, esparcen simientes y recogen frutos con esas duras manos encallecidas, capaces de acariciar la tierra y dominar sus plantas y sus secretos?
¿Y el músico que toca su instrumento y con sus manos saca arte y belleza de él? El pianista que presiona con pasión las tecla. El guitarrista que rasguea o pellizca las cuerdas haciéndolas vibrar y cantar... Desde el violinista virtuoso y el delicado flautista hasta Machín con sus maracas o los palmeros de Los Chichos...

¿Y los ilusionistas, magos y prestidigitadores que hacen del engaño, arte, entretenimiento y asombro?
¿Y los peluqueros y barberos? ¿Y los maquilladores, esteticistas, etc?

¿Y las amas de casa que guisan, cosen, visten, bañan, peinan, lavan, acarician, limpian y enseñan... (luego quieren que resuma...) con las manos y con el alma al cincuenta por ciento?

En fin, que mi cabeza, haciendo gala de su carácter independiente, comenzó a viajar en el espacio y en el tiempo recordando todos esos oficios en los que las manos hacen la mayor o más importante proporción del trabajo, otorgándole su fuerza, su calor, su delicadeza, su precisión y su sabiduría. Total, que se me fue la pinza un poco.

Por cierto, se llama Alicia. La enfermera.

domingo, 23 de octubre de 2011

Mis 40 castañas y una gran noche



Como diría Paco Umbral, "he venido a hablar de mi cumple".


La semana pasada fue mi 40 cumpleaños. Yo no he sabido qué es eso de la crisis de los cuarenta ni nada por el estilo. Todo el mundo me pregunta: ¿Qué, cómo lo llevas? Y yo: ¿Qué cómo llevo el qué? Que no, que no, que no me pienso deprimir. Tengo ya más años que un bosque, pero me siento bien, mi gente está bien y yo soy feliz…


El día real de mi cumpleaños fue un día absolutamente normal. Madrugué, fui a trabajar por la mañana. Atendí pacientes. Regresé a comer a casa y en familia. Hicimos todas las cosas que se hacen con los niños: llevar y traer del cole, hacer deberes, jugar, bregar, bañarlos, hacer cenas, leer cuentos… Y, como colofón, nos cenamos un delicioso "sandwichito" que hizo mi señora y nos dormimos viendo alguna de esas series de criminales y polis que tanto nos gustan…


Bueno, lo confieso, a mitad de la tarde sufrí una pequeña crisis existencial. Me llamaba la gente para felicitarme y me preguntaba: ¿Qué hacéis hoy? ¿Haréis algo especial, no? Y me fui agobiando, pensando: ¡¡¡¿Es que al final no vamos a hacer nada especial hoy, o qué?!!! Me irrité un poco tontamente porque, luego, me di cuenta de que realmente no quería hacer nada más que lo que hice: estar con mi mujer y mis hijos y disfrutar de ellos y de un maravilloso día "normal".


Para el sábado andábamos preparando una fiesta, de esas que quedarán para el recuerdo. Elo siempre me reprocha que no le he dejado que me haga una fiesta sorpresa, y es que, desde que empezó el año tenía en mente que quería montar este sarao. Me hacía mucha ilusión juntar a todos los amigos con los que he compartido cosas y tiempo durante estos años y, dado que celebraciones familiares hago todos los años (incluido éste) quería que tuviera un carácter joven y desmelenado… (sí, claro, desmelenado). Por ello decidí prescindir de padres, madres, tíos, tías, abuelos, abuelas, niños y niñas. Además, tampoco quería que se me convirtiera en una boda, por lo que hube de limitar la lista, dejando fuera, con todo el dolor de mi corazón, a muchos conocidos, antiguos y actuales compañeros de trabajo y resto de familia propia y política.


Al final, tras mucho pensar, planificar y preparar el sarao, llegó el día y todo salió perfecto. Elegí el bar SUR, en la calle Carlos Cañal de Sevilla, porque nos encanta y porque es de unos amigos, Diego y Carlos. La crisis hace que el negocio ande con la bandera a media asta y un achuchón les vendría muy bien. Además, el SUR ha sido testigo de dos exposiciones de mis cuadros y allí celebramos con la familia el bautizo de nuestro mayor; o sea, que forma un poco parte de nuestras vidas.


Al final, acudieron unas 70 personas entre amigos y primos. A cada uno de ellos les tengo que dar las gracias de todo corazón por estar en mi cumpleaños y en mi vida. Los quiero con todo mi alma y me siento afortunado de contarles entre "los míos". Finalmente, hubo también muchos otros "de los míos" que no pudieron venir, por un motivo u otro… bodas, despedidas de soltera, viajes, cuidado de hijos o padres, reuniones de antiguos alumnos, distancia insalvable… a todos los tuvimos muy presentes y los echamos de menos.


Sííííí, ya lo sé, sobró comida por un tubo. Se nos fue la mano. Y es que no es fácil calcular para tanta gente y siempre te da miedo quedarte corto. Diploma de honor a la paciencia para mi "Chiqui" que ha sido mi mano derecha y parte de la izquierda en todo este montaje. ¡Dios, qué capacidad de currar y qué talento para los fogones! Evidentemente, sin ti hubiera sido imposible… bueno, te quiero tela pero tampoco hay que mentir, imposible no, mucho más difícil y peor en todos los sentidos. Te quiero taco, amorcito, ya lo sabes.


La guinda del pastel la puso mi hermano Nacho con uno de sus espectaculares montajes. Ya sabéis, ¡¡¡pura vitalidad!!! Añadió a la reunión de un grupo de personas unas pinceladas de espectáculo, una pizca de poca vergüenza, un saco de cariño, dos sacos de recuerdos, tres cucharadas de nostalgia, dos puñados de talento, cuatro espuertas de risas y una pizca de guasa. Todo muy bien removido y mezclado hasta que el auditorio no podía parar de reír. Sólo puedo tener palabras de agradecimiento hacia él por elevar a infinito el resultado de la fiesta que yo había soñado. Algo empecé a sospechar cuando me dijiste algo mustio que estabas super-liado y no habías podido preparar nada… jeje. Y voy yo el lunes y te meto dos golitos… ainnnsss. Te quiero, enano, ya lo sabes. Eres grande.


Por lo demás, sólo puedo añadir (que ya estará pensando mi primo Luis que no hay manera de que resuma un poco…) GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS Y MIL GRACIAS A TODOS. Gracias por una noche especial que no es más que el reflejo de una vida especial junto a todos vosotros.


Que nadie se enfade, pero quiero hacer algún agradecimiento concreto (sin orden de importancia):


Gracias a los familiares menos jóvenes por comprender su ausencia. Ésta no guardaba relación alguna con el cariño que siento por ellos, sino más bien con el concepto de fiesta que yo había pensado. Gracias, papá y mamá por darme la vida y por darme esta vida. Os quiero todo lo que se puede físicamente. Gracias, Ana por quererme como a un hijo y por esa "peaso" de tarta. En dos palabras, im-presionante.


Gracias por su especial esfuerzo (económico y kilométrico) a los amigos de Maranchón: Juancar, Mª José, Íñigo "el terror del Rockefeler" y "la stripper" Javi. No tengo palabras. Sin duda, ha sido un fin de semana a tope de power.


Gracias a todos por vuestros maravillosos regalos. El 16 de octubre mi casa parecía el 6 de enero.

Gracias a esa gran pandilla de mis amigos de toda la vida, los de "Las Dueñas"+"El campamento"+"Las chiriperras del Pino"+"allegados"+"etc" por acudir en masa (¡incluso las recién paridas!) y, sobre todo, por la reunión del día previo para haceros la foto en el portal 8 de las dueñas. La foto es un precioso recuerdo, pero lo que hay detrás de ella es un recuerdo inolvidable. El iPad tampoco está mal, eh…jaja. A ver si me entero cómo anda, el condenao.

Gracias a mi pandilla del cole por acudir al enésimo cumpleaños del año. Todavía queda el de Paco y "las repescas"… ¿Quién da más? Prometo esas fotos que luego nunca mando con mi peaso de Flash "Gordo"…


Gracias a "mi" pandilla de Elo por volcarse, a los que vinieron de Madrid, Córdoba, Jerez, Ceuta, Nervión… jaja. Nos vemos ya tan poco que cualquier ratito juntos sabe a gloria. La perfección hubiera sido que no hubiera faltado nadie.


Gracias a todos los primos paternos y maternos, incluidos los que querían venir y no pudieron. Gracias a Rocío y Pepe por su especial esfuerzo. Me encantó teneros a todos a mi lado ese día.


Gracias a mis hermanos por estar siempre ahí y ser, cada uno a su manera, como son. No puedo imaginar lo que hubiera sido mi vida sin ellos, sin su presencia y sin lo que me enriquecen cada día. Gracias a todos, hermanos carnales y políticos, por vuestra inestimable ayuda con tartas, salmorejos, preparativos, animación, recogida final, etc. Os debo dos.


Gracias a otros amigos que vinieron un poco sueltos; gracias Eva y Beni, gracias Juani y Cristina, etc. No quiero empezar a nombrar para que no se me pase nadie. Bueno, ya lo he hecho.


Con la R: algo que yo no sé hacer… Resumir.


Con la G: palabra que se usa para expresar agradecimiento…

...Gracias.

sábado, 8 de octubre de 2011

Thank you, Steve

El 5 de octubre de 2011 falleció Steve Jobs.

Por si alguien aún no lo sabe, Jobs fue cofundador, resucitador y alma incombustible de la compañia Apple. Sus logros en el campo de la informática son tan conocidos que no tengo la intención de hablar sobre ellos. Me interesa más hablar de la persona.
Para mí, que aún no tengo internet en el móvil y soy un absoluto profano en el apasionante mundo de las nuevas tecnologías cuyo nombre empieza por "i" (iphone, ipad, itunes, ioquesé...), Steve Jobs nació el día que alguien me envió por email la célebre conferencia que dio en la ceremonia de graduación de la Universidad de Stanford de 2005. Creo que ya hace tiempo la reenvié a muchos de mis contactos para que disfrutaran y aprendieran de ella como yo había hecho.
Ayer, viendo los reportajes que emitían en las noticias, me llamó poderosamente la atención esos pequeños cartelitos que habían colocado sus seguidores en los espontáneos homenajes callejeros a los pies de los escaparates de las tiendas Apple de todo el mundo. En la mayoría de dichos cartelitos, decía simplemente: "Thank you, Steve". E, instintivamente, me pregunté ¿gracias, por qué? ¿Por qué le dá masivamente la gente las gracias a un tipo que se ha forrado diseñando, fabricando y vendiendo móviles y tablets? Entiendo que por dos motivos principales.

El primero. La tecnología nos gusta y nos facilita la vida (o nos la hece más divertida, que tampoco está mal). Jobs ha dedicado su vida y su brutal creatividad a diseñar aparatos útiles y bellos, adelantándose, en muchas ocasiones, a futuras necesidades de los usuarios. En el fondo, a ponerse en nuestro lugar y pensar qué podríamos precisar tener a mano, incluso antes de necesitarlo. Una vez que te lo facilita, piensas: macho, qué bien me viene tener esto. Me facilita mucho la vida y ni se me había ocurrido. Bueno, algo así.
Él siempre defendía la calidad por encima de la cantidad. «Un "homerun" siempre será mejor que dos "dobles"», es una de sus frases célebres (las dos jugadas de beisbol suponen una carrera, pero el homerun es un golpe de más calidad que permite hacer la carrera completa en un sólo bateo). Y el gusto por la vida, por lo bello, lo creativo, lo útil, el diseño, la innovación, la genialidad...

El segundo motivo es, y de esto no tengo la menor duda, por su arrolladora personalidad. Jobs ha encarnado muchas de las virtudes más deseables en el ser humano y ha sido un inmejorable ejemplo de carácter, liderazgo, genialidad, creatividad, lucha, fuerza y sensibilidad, entre otras cosas. De origen humilde, hijo de padres adoptivos (maquinista ferroviario y ama de casa), creo de la nada (si es que a su cerebro se le puede llamar "la nada") y cofundó, junto a su compañero Steve Wozniak, la empresa Apple. En unos años estaba en lo más alto del sector. Años después tuvo que irse por diferencias con los accionistas y fundó NeXt (que posteriormente sería comprada por Apple) y creo Pixar (que posteriormente sería comprada por Disney), A través de ella nos regaló maravillosas películas como Toy Story, Monstruos SA, Bichos, Up, etc.
En 2004 se le diagnosticó un cáncer de páncreas. Se le intervino con éxito, pero este hecho cambió por completo su vida y su forma de ver la vida. Desde entonces tuvo, además, la habilidad de transmitirnos lo que él había aprendido de la vida, principios que podrían hallarse resumidos en la conocida conferencia de 2005 en la Universidad de Stanford. De él se pueden destacar las siguientes frases:

«A veces la vida te va a pegar en la cabeza con un ladrillo. Pero no pierdas la fe».

«El recordar que estaré muerto pronto es la herramienta más importante que he encontrado para ayudarme a tomar las grandes decisiones en la vida. Porque casi todo —todas las expectativas externas, todo el orgullo, todo temor a la vergüenza o al fracaso— todas estas cosas simplemente desaparecen al enfrentar la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo por perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón».

«Nadie quiere morir. Ni siquiera la gente que quiere ir al cielo quiere morir para llegar ahí. Y sin embargo la muerte es el destino que todos compartimos. Nadie ha escapado de ella. Y así tiene que ser, porque la Muerte es posiblemente el mejor invento de la Vida».

«Cada día me miro en el espejo y me pregunto: "Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?". Si la respuesta es "No" durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo».

«Si vives cada día de tu vida como si fuera el último, algún día realmente tendrás razón». (No es una frase original suya, cita una frase que le impresionó cuando era joven).

«Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben de algún modo en qué quieres convertirte realmente. Todo lo demás es secundario».



«Después de seis meses, no le veía propósito alguno. No tenía idea de qué quería hacer con mi vida, y menos aún de cómo la universidad me iba a ayudar a averiguarlo. Y me estaba gastando todos los ahorros que mis padres habían conseguido a lo largo de su vida. Así que decidí dejarlo, y confiar en que las cosas saldrían bien».


«Y muchas cosas con las que me fui topando al seguir mi curiosidad e intuición resultaron no tener precio más adelante».


«Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en clase, pero fue muy, muy claro al mirar atrás diez años más tarde. Lo diré otra vez: no puedes conectar los puntos hacia adelante, sólo puedes hacerlo hacia atrás. Así que tenéis que confiar en que los puntos se conectarán alguna vez en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea».


«Pero algo comenzó a abrirse paso en mí — aún amaba lo que hacía. El resultado de los acontecimientos en Apple no había cambiado eso ni un ápice. Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí comenzar de nuevo. No lo vi así entonces, pero resultó ser que el que me echaran de Apple fue lo mejor que jamás me pudo haber pasado».

«Había cambiado el peso del éxito por la ligereza de ser de nuevo un principiante, menos seguro de las cosas. Me liberó para entrar en uno de los periodos más creativos de mi vida».

«Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis. Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para vuestros amantes».



«Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue alocado. Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduáis para comenzar de nuevo, os deseo eso a vosotros. Seguid hambrientos. Seguid alocados».




Para quien lo quiera ver o leer completo y llenarse de ese soplo de vida que son sus palabras, ahí pego un enlace: http://mercadeoglobal.com/blog/textos-del-celebre-discurso-de-steve-jobs-en-la-universidad-de-stanford/


Al final, el brutal cáncer consiguió doblegarle. Yo aún no tengo iPhone ni iPad, pero, por todo lo demás, por la enseñanza que me ha transmitido, pongo aquí mi cartelito: Thank you, Steve.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Los modélicos padres del siglo XXI

Hoy día se habla tanto que, a veces, hasta se habla demasiado.
Me explico.
Estamos en la era de la información y la comunicación. A diario, recibimos continuas andanadas de consejos, recomendaciones, advertencias, pautas e incluso alarmas sobre los más variopintos temas. Con frecuencia llegan desde alguno de las decenas de canales de televisión y, cada vez con más frecuencia, a través de internet (la red o el email).
Habitualmente, asimilamos una información bien presentada como una información veraz y rara vez contrastamos la fiabilidad de la fuente o de su contenido. Es algo así como aquel "lo ha dicho la radio" que otorgaba absoluta credibilidad a una información por el mero hecho de tener su origen en dicho medio.
¿Que a qué viene todo esto? Pues de una conversación que he tenido esta semana con una querida amiga a cerca de los hijos y cómo educarlos correctamente. Mi amiga Olga (un beso, guapura) es una auténtica madraza. Se dedica en cuerpo y alma a su hijo con total convicción, abnegación, dedicación, cariño e interés. Siempre anda preocupada de darle lo mejor. El otro día, en el parque, comentábamos lo difícil que resulta ser padres, más aún con lo fino que debemos hilar hoy día... por lo mucho que se nos exige y todo lo que se nos "prohibe".
Hablando de un caso conocido de un niño de 6-7 años que los padres son incapaces de dominar, surgió la inevitable e impopular frase: "Porque no le han dado dos buenas tortas a tiempo". La dije yo; lo confieso y lo mantengo a pesar de lo impopular y trasnochado de la sentencia. Olga añadió: "Pues, a mí, mi padre me avisaba una vez y, a la siguiente, me arreaba un bofetón", o algo así. Claro, el bofetón no llegaba casi nunca porque uno no daba lugar a ello, con la advertencia era más que suficiente... Y aprendíamos.
Me recordó a aquella conversación de los dos guardias civiles en la genial película "Amanece que no es poco" (José Luís Cuerda, 1988):

---Lo de dar guantazos es un esquema muy sintético que conviene utilizar poco, y utilizarlo bien, casi en plan poético diría. ¡Zas! ¡Zas!. Como algo prodigioso. ¿Tu me entiendes?

---Sí hombre, claro, ¿no te voy a entender?

En fin, película para quien quiera echar un magnífico rato de humor surrealista-rural-intelectual y enriquecerse con un poco de ese otro cine que ofrece algo diferente.
Que nadie me entienda mal, eh, que no voy a hacer apología de la violencia...

Total, que comenzamos a hablar sobre los bombardeos que recibimos por todas partes sobre lo que, hoy día, debemos y no debemos hacer si queremos ser unos PADRES MODÉLICOS: no dar un azote, no levantar la voz, no darles fritos ni chocolate, no darles chuches, que hagan varios deportes e idiomas, que toquen un instrumento, no darles antibióticos, jugar varias horas con ellos, sociabilizarlos, que no vean mucha tele, el padre tiene que ser autoritario y tierno, la madre tiene que ser maternal y severa, debemos estar muy informados y preparados, debemos ser comprensivos y empatizar, fomentarles la creatividad y la psicomotricidad, participar en las actividades del colegio, promover su autosuficiencia y su autoestima, hacer cientos de deberes con ellos, establecer canales de comunicación, yo que sé...
Tanto, que es imposible no sentirnos frustrados. Pero, ¿cuántas de estas cosas debemos hacer realmente?

Al final, todos coincidimos en que bendita fue la mano dura que tuvieron nuestros padres, aunque ésta, alguna que otra vez, cayera con todo su peso sobre nuestras mejillas o posaderas. Sin duda, ello contribuyó a establecer una jerarquía en la que nosotros fuimos los últimos monos y no los reyes del mambo, como son ahora muchos hijos malcriados que se suben a las barbas de sus padres y se atreven a tratarles, no sólo de igual a igual, sino con la superioridad de quien se sabe con el poder.

Siempre agradeceré los sabios consejos de mi madre que me decía cuando "comencé a ser padre": tu hijo no te puede hablar o tratar de igual a igual, debe saber que no es igual que tú; que él es el hijo y está por debajo tuya; que tú eres el padre y eres quien manda...
Siempre agradeceré el ejemplo de autoridad y disciplina de mi padre. Su distanciamiento en el sacrificio de mi amistad en aras de una sana y educativa relación padre-hijo.
Siempre agradeceré a mis padres cada uno de los "cates" que me dieron en el culo y de las veces que supieron renunciar a la sonrisa y a mi cariño inmediato a cambio de reñirme, castigarme y ponerme en mi sitio, pues no hay nada como saber cuál es el sitio de uno en cada momento para que todo vaya bien.
Educar es muy difícil, pero más difícil es cuando uno no hace lo que tiene que hacer y los hijos toman el mando. Ésto acaba haciendo sufrir a todo el mundo, a los padres en primera instancia y a los hijos a medio-largo plazo.
Huyamos de ser "Padres-colega" o "Hiperpadres" y seamos, simplemente, padres.

Educar es frustrar.
Educar es decir no.
Educar es castigar.
Educar es dar un azote, si fuera necesario.
Educar es que tu hijo no te comprenda; que llore y que te deteste.
Educar es marcar límites y delimitar jerarquías; poner las cosas y a las personas en su sitio.
Educar es enseñar, dirigir, explicar, insistir, hablar, adiestrar, corregir...
Educar es obligar y prohibir.
Educar es dar ejemplo.
Educar es estar dispuesto a renunciar.

Amo a mis hijos. Los adoro. Disfruto con ellos y con su cariño y su risa. Deseo que sean felices y que se conviertan en personas educadas, inteligentes, responsables, justas y formales. Y, estoy convencido, de que éste es el único camino posible: que yo sea su padre y no su colega. Que sea un referente que les establece límites y normas y sepa decirles "no" por convicción. Que conozca sus necesidades reales y las satisfaga. Que sea capaz de privarles del pernicioso exceso de todo y de transmitirle mi amor incondicional, cualesquiera que sean sus logros, para que se sientan aceptados.

En fin, el impopular y duro camino de la frustración.

PD: besos para papá y mamá, para mis hijos, para mi mujer, para Olga y todos los que tenéis hijos y andáis envueltos en este trajín.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Héroes y Villanos


Hoy, para celebrar las 5.000 visitas al blog he pensado agradecéroslo con una entrada breve en lugar de una de esas tochas que me suelen salir...
Al grano.
Va sobre héroes y villanos que me han entrado por los oídos y los ojos estos días atrás.
Los héroes no son otros que los Héroes de Fukushima, en un principio unas 180 personas entre personal de la central y miembros de los equipos de emergencias. Durante los primeros días de la tragedia, en turnos de 50 personas, se fueron turnando para hacer lo imposible por tratar de enfriar el reactor nuclear de la Central Nuclear Fukushima I. Tras dos meses de trabajos ya habían realizado turnos unas 1.800 personas.
Les llamaban los 50 de Fukushima o los 50 Ronin, en recuerdo de los 47 Ronin (samuráis sin señor) que según la mítica historia lucharon y murieron (condenados a cometer suicidio) por su honor.
El día 7 de septiembre de 2011 fueron galardonados con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia. Según el acta oficial, el jurado consideró que "este grupo de personas representa los valores más elevados de la condición humana, al tratar de evitar con su sacrificio que el desastre nuclear provocado por el tsunami multiplicara sus efectos devastadores, olvidando las graves consecuencias que esta decisión tendría sobre sus vidas". El jurado destacó asimismo que "el comportamiento de estas personas ha encarnado también los valores más arraigados en la sociedad japonesa, como son el sentido del deber, el sacrificio personal y familiar en aras del bien común, la dignidad ante la adversidad, la humildad, la generosidad y la valentía".
Quiero pensar que, si dicha tragedia hubiera tenido lugar en una central española la respuesta de los trabajadores hubiera sido la misma, pero me cuesta. Nuestra sociedad tiene más arraigados otro tipo de valores como el "sálvese quien pueda", el "trinca tú también que yo no diré nada" y el "el más listo es el que más se escaquea", entre otros.

Los villanos, con todo el dolor de mi corazón, vuelven a ser los políticos. O la política, para no personalizar.
Me siento profundamente decepcionado por la situación económica mundial, pues parece que estamos a un tris de irnos todos a la mierda. Parece que cuando se quiebren las columnas del Partenon, habrá una especie de efecto dominó que nos mandará a todos al limbo económico.
Hoy, mientras me tomaba un café bebido a las 7:30 de la mañana he visto a ese tipo del FMI (o lo que sea) que nos suele meter las cabras en el corral. Uno con gafas de 40 pulgadas, bigote rubianco y cara de contable. Ese. Decía algo así como que, vale que los políticos digan que no vieron venir el inicio de la crisis del 2008, pero AHORA no tienen excusas.
Seguimos sin medidas estructurales que reactiven la economía y el debate político se centra en el dichoso impuesto de patrimonio y se impregna de ese patético miedo a tomar medidas impopulares de cara a las elecciones del 20-N. Patético. Patético y vergonzoso y previsible y ruín y deleznable y absolutamente irresponsable por parte de quienes han jurado defender los intereses de los ciudadanos y administrar razonablemente los bienes públicos.
Hace unos días, la Defensora del Pueblo en funciones, María Luisa Cava de Llano, anunció en el pleno del Congreso de los Diputados que había solicitado al Ministerio de Justicia que estudiara "con toda seriedad y rigor" la inclusión del despilfarro público como delito en el Código Penal. Mis respetos y todo mi reconocimiento para ella, que ha manifestado lo que el pueblo (al menos yo) reclama hace tiempo. En cuanto alguno, en vez de llevarse la "paguita" se lleve una buena condena, cundirá el ejemplo y otro gallo nos cantará...

Sinceramente, sólo respetaría y votaría al político que tenga cojones de decirme que la cosa va de culo, incluso al que reconozca su parte de culpa (que aquí todos van "al estilo Mou", repartiendo culpas y auto-eximiéndose) y coja el toro por los cuernos, tomando las medidas necesarias, incluso las más impopulares, incluso a pesar de que les suponga un gran riesgo en cuanto a una posible pérdida de votos. Sólo a ese votaría, fuera cual fuera su partido.

Pero, aquí viene el Sr. Rubalcaba a tener la desfachatez de presentarse como candidato a las elecciones generales como si no hubiera tenido nada que ver con la situación actual de nuestro país, hundidísimo, dentro del hundimiento económico global. Y, con una campaña lleva de sentencias injustificables, nos dice que ZP no valía, pero que él sí. Que él (y la forma de gobernar de su partido) tiene las soluciones... que hasta ahora no ha tenido.

"Porque tiene ideas y propuestas", "porque afronta los problemas", porque da seguridad", "porque es muy listo", "porque necesitamos políticos de altura", "porque toma decisiones", "porque da gusto oírle", "porque sabe lograr acuerdos", son algunos de los argumentos esgrimidos durante su vídeo promocional.
Su lema de campaña: "Escuchar, hacer, explicar". Sinceramente, me parto el pecho. "Rubalcaba, sí"... ¿Que sí, qué?

En fin, al final no me ha salido tan breve como pretrendía. Disculpadme, resumir nunca ha sido mi fuerte.
Gracias por las 5.000 visitas y por vuestros comentarios y apoyo.
Si esto acaba petando, no olvidéis que os quiero.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Mi pueblo: de la guerra al Chill Out...

Por continuar con las pinceladas del verano, quiero contaros una historia.
Al final se entenderá porqué.

Corrían los años 1937 y 1938 y la nefasta y fratricida Guerra Civil devastaba con virulencia nuestro país, alterando salvajemente su vida y su geografía, escindida a fuerza de pólvora y sangre en las conocidas zona nacional y zona roja.
Mis abuelos maternos, Fernando y Matilde, se habían casado en julio del 37. Poco después, en el primer permiso que pudo solicitar mi abuelo (capitán por aquel entonces), viajaron a Cádiz a pasar unos días. Antes de acabar el permiso fue mandado llamar con la orden de incorporarse a filas, con destino en el peligroso frente de Teruel.
La batalla de Teruel tuvo lugar entre el 15 de diciembre de 1937 y el 22 de febrero de 1938. En algún momento de su desarrollo, mi abuelo fue herido en un dedo de una mano. Inopinadamente, a mi abuela le llegó noticia de que había sido herido en la cabeza y la reacción fue inmediata. A sus 19 añitos, con el país desgarrado por la guerra, consiguió un salvoconducto para visitar a su marido durante una semana, malhizo una maleta y atravesó el país por la zona nacional (pasando por Salamanca) hasta llegar a un pueblo de Guadalajara llamado Maranchón. Éste se ubicaba en la zona más segura cerca del frente y en él había una fonda donde alojarse: el Café-Fonda Bueno.
Si no habéis conocido a mi abuela, no sabéis que, a pesar de ser mujer, había sido provista por Dios con un desomunal par de cojones.
La Fonda Bueno se llamaba así porque era regentada por la familia de Isaac Bueno y Tomasa Gilaberte, quienes tenían la ayuda de sus cinco hijas, Mauricia, Eulalia, Conmemoración, Matilde y Petra, y un varón cuyo nombre era Isabelo.
Cuando mi abuela apareció por la fonda, guapa como era, maquillada y peinada como una artista de Hollywood, con su abrigo largo y su gorro de astracán, nadie dudó de que se trataba de la amante de un oficial; evidentemente, una pilingui de cabaret. Esto duró lo que tardó ella en remangarse la camisa para ayudar en las tareas de la fonda, metiendo los brazos en el fregadero hasta más allá de los codos o amasando el pan con la bravura de un fornido herrero.
Al poco tiempo, todos se habían encariñado de aquella graciosa sevillana de 19 años y de su entrañable historia de amor y la trataban como a una hermana más.
Lo que habría sido un viaje breve con la intención de visitar a un reciente marido al que, probablemente, esperaba encontrar moribundo se convirtió en una estancia de seis meses en los que se fraguó una amistad con la familia Bueno que duraría toda la vida. Mi abuelo, por aquella época un audaz y guasón veinteañero, volvía del frente siempre que podía a la Fonda Bueno y pasaba divertidos ratos con las chicas. Como aquellos paseos que les daba en el Jeep... Años después contaban cómo un día las hizo montar diciendo que iban a dar un paseo y que les iban a comprar unas bragas y ellas se mondaban con las tonterías de mi abuelo...
Acabó la guerra y, vinieron nuevos y cambiantes destinos. Zaragoza, Lérida,Toledo... Mi madre, sin ir más lejos, nació en Lérida y dió sus primeros pasos entre Toledo y el suelo de la Fonda, donde Tomasa después le daría pan con vino y azúcar.
No fue hasta 1949 que consiguieron volver a Sevilla. La descendencia aumentó hasta completar un hermoso ramillete de cuatro hijas, de las cuales la segunda, a la que llamaron Matilde, tuvo a bien tenerme a mí como segundo hijo.
Durante todos aquellos años, siempre que podían, volvían a Maranchón huyendo de la calurosa Sevilla y siempre buscando reencontrarse con sus viejos amigos y, por supuesto, hospedándose en la que sentían como su casa: la Fonda Bueno.
Mis padres se casaron en el 68 e inmediatamente debían ir a Zaragoza, pues mi padre comenzaba a trabajar en una conocida fábrica de colchones. Allí vivirían unos séis años y naceríamos los tres mayores. Este hecho propició que en 1969 mis abuelos decidieran lo que ya llevaban años planeando: comprar una casa en Maranchón.
Y, allá que fueron y dieron con una casa, que decían que, tiempo atrás, había sido del médico. Se ubicaba en la calle conocida como "el puligano de San Blas" y, poco a poco, fueron amueblándola con cuatro cosas; lo justo para que fuera habitable y comenzáramos a pasar allí nuestros primeros veranos.
Mi abuelo, un militar muy atípico, encargó y colgó en su entrada lo que él consideraba (fruto de su carácter eminentemente cachondo) el escudo de armas de su familia Raposo, en el que rezaba el lema: "DIOS, PATRIA, FAMILIA Y SEVILLA F. C." y se empeñó en arreglar y levantar la Cruz de las Ánimas Benditas -la que se halla donde empieza la subida al puligano-, que cada año volvía a encontrar caída.
Mi primer verano con uso de razón fue a los diez años. Quizá llevábamos algunos sin ir por allí pues, con frecuencia, también íbamos a La Montaña, que es como los cántabros llaman a su Cantabria. Inmediatamente, con su carácter entrañable y nervioso, Petra -la gran amiga de mi abuela, única superviviente hoy día de aquellos hermanos Bueno Gilaberte- hizo un reparto providencial y colocó a cada uno de nosotros en una pandilla: mi hermana mayor con su sobrina Olga, yo con su sobrinos-nietos Rafita y Rober y mi hermana menor con Elisita. Por aquella época, Nachete tenía tan sólo un año. Más tarde, apenas tuvo uso de razón, se emparejó de forma natural con Angelito, el hermano pequeño de mis mejores amigos.
Ahí siguieron años de inolvidables veraneos, años de peñas cochambrosas donde jugábamos a las cartas, tonteábamos y bebíamos limonada. Años de persecuciones a las chicas en bicicleta, partidos de fútbol en la era del Quinqui o contra los pueblos vecinos (¡Partidos de máxima rivalidad contra Ciruelos del Pinar!), fiestas y bailes, disfraces, novietas e interminables risas con los amigotes, las primeras copas de más, bromas y trastadas de menor o mayor índole... Fuimos "el Vampus", "los Truños", "Pinta en Kopas"... y disfrutábamos cada segundo.
Luego, mi padre abrió la tienda y vinieron los veranos sin poder ir. Más tarde, los veranos en que empezaban a faltar amigos por los estudios o la mili. La pandilla parecía disgregarse y se mermaba verano tras verano. Con los años, vienieron los trabajos, las bodas y las responsabilidades y comenzamos a ir en nuestras propias vacaciones y no en la de nuestros padres. Casados bastantes y, algunos, ya con hijos, el grupo se fue rehaciendo.
Ahora somos una gran peña y asociación de casi cuarenta amigos: LO MEJOR DE CADA CASA. Triste y prematuramente, perdimos por el camino a algunos que, por desgracia, ya no volverán. Siempre tenemos en el recuerdo al Rober y al Chato. ¡Menudos trastos! ¡La que tienen que estar liando allá arriba!. Otros, eligieron otro camino que se alejaba del nuestro. En cambio, se nos han unido otros amigos en una especie de fusión (bueno, les hemos absorbido...), como varias piezas de La Piedruca y Roberto, con su oscuro e incomprensible pasado Kueskero...
Y, por supuesto, las parejas de cada uno de nosotros... canela fina.


Pues bien, con este grupo de amigos he pasado este verano en las fiestas de Maranchón. ¿Para qué contaros? Llevábamos dos veranos sin poder ir y había muchas ganas. Las fiestas duran de jueves a domingo y, en nuestra peña, llevamos años recuperando para la noche del miércoles la tradicional Fiesta del Gorro (que antiguamente se celebraba en El Cine e iban todas las peñas), para la que, este año, organizamos una Fiesta Chill Out. Todos con ropa de estilo ibicenco y la peña magnificamente ambientada con esos sillones bajos tipo chaisse-longue, cañas, docenas de velas, lámparas de papel, litros de mojito... ¡Y hasta un Photocall! Ahí, mi primo Juancar ha vuelto a bordarlo.





¡Ah! Se me olvidaba contar un pequeño detalle: Tras morir mi abuela en 2003, se vendió la casa de Maranchón. Nada serio; los típicos desacuerdos entre hermanas. Por lo que ya no tenemos casa en el pueblo. Bueno, casa en propiedad... Ahora siempre nos hospedamos en "otra fonda Bueno", la casa de mi amigo y hermano Juancar, regentada por sus generosos padres, Isabelo Bueno y Loli Caballero, quienes nos tratan como a unos hijos más y nos hacen sentir como en nuestra propia casa. Por desgracia, Javi no ha podido venir este año y nos han "cedido" gentilmente su dormitorio... otro año nos tocará dormir en la cámara... y contentos, eh. Ni que decir tiene, que nada de esto hubiera sido posible sin su maravillosa y entrañable hospitalidad, sin su servicialidad y sin su comprensión, sin su bondad... Y, por Dios, Loli, ¡qué tortillas de patata, hija mía! Desde aquí, nuestro más sincero y cariñoso agradecimiento, ad aeternum.

En fin, que así son las cosas y la gente de mi pueblo.

PS: mami, gracias por toda la información sobre aquella época. Ponte güena ya, anda, porfa. Un besito gordo.



viernes, 2 de septiembre de 2011

Arte con mayúsculas: Antonio López en el Thyssen

Es 1 de septiembre y llueve a mares.
Aunque no hace frío, ya se siente en la piel esa despiadada e implacable certeza de que el verano se nos ha esfumado; así, casi sin darnos cuenta.
Tengo muchas ganas de contar todo lo que hemos hecho, sobre todo en el caluroso agosto. Ya, a principios de mes conté cómo había ido aquella quincena de julio en la que andaba observándolo todo. Parece que hace un siglo de aquello...
No voy a ser capaz de resumirlo todo en una entrada, así que haré dos o tres y, probablemente, las desordenaré cronológicamente. Más que nada porque no consigo aguantarme las ganas de hablar sobre lo que tengo previsto hablar en ésta: La exposición retrospectiva de Antonio López en Madrid, Museo Thyssen.



Antonio López García (Tomelloso, 1936) es unánimemente considerado el más importante pintor español vivo. A sus 75 años, tras más de 50 de profesión, acumula una incomparable trayectoria de progresión artística, exposiciones, premios y reconocimientos que, por supuesto, no enumeraré aquí. Para eso está la wikipedia.
Desde 1993 no tenía lugar una gran exposición retrospectiva de su obra y, cuando me enteré (coincidiendo por suerte con un viaje de vacaciones a madrid) reservé entradas para los dos... bueno, por no mentir, las reservó ese solete que tengo por esposa.
La exposición es, sencillamente, impresionante. Está organizada de forma que, en una primera parte se disfruta de parte de su obra más reciente y algunas de las más conocidas y, en un segundo recorrido, se visiona una retrospectiva de su obra, con la intención de adquirir una mejor perspectiva de la evolución en la obra del artista.
Las obras abarcan diferentes disciplinas y técnicas que podríamos resumir en: pintura (habitualmente, óleo sobre tela), escultura (madera policromada, bronce) y dibujo (carboncillo y lápiz sobre papel).



El precio de la exposición (sólo Antonio López, sin la permanente del Thyssen) es de 10 euros, pero recomiendo absolutamente disfrutar de las explicaciones que ofrecen las audioguías. Sólo supone 3 euros extra y multiplica exponencialmente el disfrute en la observación y conocimiento de cada obra y del propio autor. Testimonios propios, de amigos, de críticos de sus hijas... abren el objetivo y consiguen elevar nuestra percepción de las obras mediante el conocimiento más profundo de la vida, las motivaciones, las preocupaciones, los sufrimientos y las pasiones de su autor.
No quiero enrollarme más. Sólo destacar que, a pesar de ser considerado popularmente como "pintor hiperrealista", tanto él como las críticas que se escuchan rechazan de plano tal extremo, destacando la sensibilidad, la calidez, la vibración en cada pincelada de cada cuadro. Sin duda se trata de un pintor muy apoyado en una incomparable mano para el dibujo y lo figurativo; meticuloso, perfeccionista y detallista que consigue que nuestros ojos vean un realismo de instantánea en el concienzudo trabajo (en ocasiones a lo largo de años) de tejer oleosas pinceladas de color.
Una de sus premisas, que ayudan a comprenderle algo más, es aquella que dice que "una obra nunca se acaba, sino que se llega al límite de las propias posibilidades". Es imposible que haya buenas manos sin una gran mente detrás.



Sinceramente, me he enamorado de la obra de Antonio López que conocía sólo superficialmente. Me he embelesado con sus asombrosos dibujos a lápiz, hasta el punto de, en ocasiones, no ser capaz de despegarme del que estaba admirando para pasar al siguiente. Me he conmovido con las esculturas de forma humana, en ocasiones de descomunales dimensiones; con la inquietante presencia de vida en las figuras policromadas de El hombre y La mujer que, por momentos, me obligaban a autoconvencerme de que no iban a echar a andar. He crecido admirado en el secuestro voluntario que ejercen sobre mí sus grandes pinturas al óleo con insólitas vistas de Madrid, sobre la desierta Gran Vía con la que parece poderse hablar y las obras que nos abren a su pequeño y claustrofóbico mundo particular: su casa y su estudio. Su nevera, su cuarto de baño, la mesa donde come, sus ventanas, sus viejos y sucios muebles de artista volcado en su pasión... Ese magnetismo te atrapa y no te deja avanzar, te obliga a seguir mirando, a seguir preso en unos trazos o formas que, aspirando a la perfección, alcanzan la más pura forma de expresión y emoción artística.

Alguna otra recomendación:
-Reservar entrada por internet.
-Horario, el más temprano posible.
-Ir sin prisas.
-Adquirir audioguías.
-Visitar la exposición permanente del museo, si no se ha hecho ya. Imprescindible para los amantes del arte.
-La exposición dura hasta el 25 de septiembre de 2011. Para quien le venga mejor, luego estará otros 3-4 meses en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 6 de octubre de 2011 al 22 de enero de 2012. Una magnífica ocasión para hacer doblete con el Guggenheim.

Si os gusta el arte, no podéis perdérosla.
Bueno, sí podéis, pero sería una verdadera pena.

viernes, 19 de agosto de 2011

El dedo en el ojo



A ver cómo lo explico...

Yo soy muy futbolero. Me encanta el fútbol: verlo, jugarlo, los futbolines, los juegos de fútbol de las "pleisteishons", los deportes en las noticias, las webs deportivas... ¡Todo!
Aun así, no soy muy fatiga con los partidos de la tele y no me trago cualquier Castellón-Las Palmas (con perdón) que echen en la tele, por muy aburrido que esté. Todo tiene un límite.
Claro que, un buen partido del Sevilla o alguno interesante de la selección española -mundiales y eurocopas, por supuesto- siempre son un buen plan.
Luego hay otros a los que es difícil negarse, como semifinales y finales de la Champions League o los grandes clásicos, no sólo españoles, sino de cualquier país con una liga medio decente, como, por ejemplo, la inglesa: Manchester, Liverpool, Chelsea, Arsenal, Manchester City, Tottenham, etc.
En España es difícil resistirse al magnetismo mediático y deportivo de los grandes clásicos como los enfrentamientos entre Barcelona, Real Madrid y Atlético de Madrid. Son partidos con tanto en juego, tanta calidad sobre el terreno de juego, tanta tensión y tanta rivalidad extradeportiva que, para un amante del fútbol, es algo así como un pecado perdérselo.

Pues, veréis; después de lo de ayer (y lo de ya tantas veces) estoy planteándome empezar a considerar seriamente la opción de perdérmelos.

El de ayer fue un precioso partido, vibrante, algo duro y rebosante de calidad y alternativas. No son frecuentes los clásicos así, la verdad. Suelen ser partidos muy tácticos, duros, igualados, condicionados por la ansiedad y el miedo a la derrota más que por el buen juego y el fair play.
Pero el de ayer no fue así. Bien es cierto que hubo bastante dureza en algunos lances del partido, más, evidentemente, por parte del equipo cuya consigna es jugar duro más que jugar bien. Pero, en general, en mi opinión, fue un partido disputado, hermoso, viril y abierto.
Por supuesto, no quiero que nadie me entienda mal. No simpatizo con ninguno de los dos equipos y, sinceramente, ojalá se inventara una forma de que perdieran los dos. No obstante, por simpatía a los colores de mi primos de Madrid, Juancar y Javi, y la alegría que a ellos le supondría, lo instintivo en mí es alegrarme si ganan los merengues.

Lo que ocurre, y perdonadme primos, es que se me está atragantando este Madrid, principalmente por todo lo que en él hay de su entrenador. Mourinho me cae como una despiadada patada en los "webs". Como diría Rhett Butler (Clark Gable) en Lo que el viento se llevó: Sinceramente, queridos, me importa un bledo si es buen entrenador o no. El colmo sería que, encima fuese un manta...
Dando por supuesto que sea bueno, eso no le da derecho a lucir semejante irrespetuosidad, habitualmente elevada a la enésima potencia de la más irritanteb chulería hacia todo lo que le rodea. Chulea a otros entrenadores y técnicos, a otros jugadores (ajenos y propios), a los periodistas en las ruedas de prensa... ¡A todo lo que se menea!

En mi opinión, ha teñido al Real Madrid con unos churretes que afean a uno de los clubes más grandes del mundo (si no el más grande). La dureza fronteriza con la agresividad que muestran los revolucionados jugadores en el campo, contrasta con el infantil lloriqueo de éstos y de su entrenador en las declaraciones posteriores, repartiendo culpas con generosidad hasta el extremo de no querer quedarse con ninguna. Ahora, por lo visto, resulta que los árbitros están en contra del Madrid y les pitan de pena. Hay manos negras por todas partes y es de interés general que el Barsa, que son una banda, gane por lo civil o por lo criminal.
¡De traca!

La vergonzosa tangana del miércoles dio al traste con un estupendo partido de fútbol, aceptablemente arbitrado, y que, probablemente, ganó quien más lo mereció. Pero, lo que verdaderamente mostró tal reacción es una absoluta pérdida de papeles, de señorío y de respeto por unos colores. El sello de Mou.

Los detalles, que sí son importantes:

Hubo dos o tres entradas duras de los jugadores del Barcelona, pero todas iban a ras de suelo y el jugador con la mano levantada en actitud de clara falta de intención o disculpa. Bastantes más entradas duras hubo de los madridistas, a veces bien arriba y, casi todas, protestadas airadamente al colegiado. En esto, Ramos, Pepe y compañía son especialistas: en comerse al árbitro. Luego ves las repeticiones en cámara super-lenta de la brutal entrada y del jugador escupiendo espumarajos a dos centímetros de la cara del árbitro. De niñateo, últimamnte, vamos bien, pero que bien servidos...

La entrada de Marcelo, fue la más dura de todas. Y se formó el taco. Los jugadores enzarzados en una maraña de agarrones, empujones y "tragantás", como en una cutre pelea de barrio. Solo que, presenciada por medio mundo. Y pa colmo, llega el artista y no se le ocurre otra cosa que meterle un dedo en el ojo a Tito Vilanova. Hay que estar un poco colgao, la verdad. El otro, se revolvió y le devolvió el gesto con una pequeña colleja que lo único que consguió fue que Mou pusiera esa expresión algo mema, haciendo morritos y muecas raras; medio sonrisas, medio pucheros...

Claro, luego lo negó todo. Y eso que él dice que el fútbol es un deporte de HOMBRES... Claro que no sé lo que es un hombre para él. Para mí un hombre es es otra cosa y no es más tío quien más fuerza muestra o quien más insulta o más jugarretas hace; sino el que es más cabal, más caballero, más honrado y más de verdad. El que te da la mano y te mira a los ojos, el que te habla con el corazón y el que tiene suficiente humildad para aceptar las derrotas y talento para celebrar las victorias. Eso, entre otras cosas, es un hombre.

Pero hay otro problema. Hoy en las noticias deportivas sacan una encuesta callejera en la que preguntan a los aficionados madridistas si están a favor o en contra de Mou; y todos los que mostraron (creo que entre diez y quince) estaban claramente a favor de Mou. Tan sólo un par de ellos, con algunas reservas. Uno de ellos hizo referencia a la siguiente estrofa de la letra del himno del Real Madrid con la que el portugués (y algunos de sus más espabilados pupilos) parecen limpiarse el culete tras ir al tigre.
La estrofa es ésta:



"Enemigo en la contienda,
cuando pierde da la mano
sin envidias ni rencores,
como bueno y fiel hermano."




En fin, que, sincera y simplemente, creo que el Madrid sería más grande sin éste entrenador. Pero, bueno, aunque no lo parezca, esa no es mi guerra.